Tsunoda reemplazaría a Lawson en Red Bull en el asiento del auto que hace poco manejó Checo. ¿Podrá con el reto de ser compañero de Verstappen?
Yuki Tsunoda es como un minero que se interna en una mina de carbón y cuyo canario se ha desvanecido dentro de la jaula por la falta de oxígeno. En lugar de detenerse, Yuki desciende sin hacer caso a la alerta del canario. El canario es Liam Lawson y sucumbió muy pronto, casi fulminado por la asfixia de no poder con el segundo asiento de Red Bull en la Fórmula 1.
Muy pronto, Yuki Tsunoda tomará el lugar del ‘canario en la mina’ Liam Lawson y veremos si puede internarse más, encontrar la veta, explotarla y salir ileso, pero esa hazaña parece más que un acto de escapismo, algo sobrenatural.
Paradójicamente, todavía no se seca la tinta del finiquito Sergio ‘Checo’ Pérez con Red Bull, cuando el equipo ya le enseñó la puerta a su sustituto, Liam Lawson, y su lugar será ocupado, según reportes, a partir del Gran Premio de Japón por Yuki Tsunoda, pero ¿podrá el piloto nipón hacer el trabajo de ser el coequipero de Max Verstappen en el segundo asiento de los bólidos de Milton Keynes?
Liam Lawson regresará a Racing Bulls y Yuki Tsunoda ascenderá a Red Bull, algo que muy pronto agradecerá el neozelandés, pero en nada le quitará el estigma de haber sido bajado, tan sólo luego de dos Grandes Premios disputados.
Desde ya, se puede asegurar que el neozelandés ha sido el peor volante que ha pasado en la historia de dos décadas de la escudería austriaca. Cero puntos en dos GP’s y una Sprint, además de haber calificado en P18, P20 y P20 en sus tres carreras como piloto Red Bull.
Un desastre lo de Liam, pero que debería ser una alerta, el canario de la mina, para Yuki Tsunoda, y si alguien a su alrededor lo estima le habrá advertido que ‘ascender’ a Red Bull es un movimiento que podría acabar con su carrera.
Ser compañero de Max Verstappen en Red Bull es el trabajo más difícil de la Fórmula 1 y el único que lo ha hecho con dignidad es Checo Pérez.
Y es un puesto complicadísimo, porque los autos se crean con un concepto que pretende resolver de la mejor manera las reglas, pero que conforme transcurren las carreras se desarrolla de la mano del estilo del neerlandés, quien por cierto conduce de una manera muy especial, agresiva y poco convencional.
Desde que Verstappen es el número 1 de Red Bull, es decir cuando Daniel Ricciardo dejó el equipo en 2018, por él han desfilado el francés Pierre Gasly, con 12 GP’s, Alex Albon con 26 y Checo Pérez con 90, todos en una constante batalla por acoplarse a un auto que es un traje a la medida de Max y que tiene una ventana diminuta en la puesta a punto y fuera de ella es lento e impredecible.
En Red Bull sólo hay dos sopas, o desaprendes tu manera de conducir un auto de Fórmula 1 para acercarte a lo que hace, de forma espléndida, por cierto, Max Verstappen, o tratas de hacerlo de la manera convencional, fracasas cada fin de semana y te condenas al despido inminente.
Alex Albon alguna vez describió el estilo de manejo de Max Verstappen y lo ejemplificó con el mouse de una computadora.
Max gusta de autos con el eje delantero muy fijo, que apuntan ferozmente en las curvas, pero eso desestabilizan totalmente la parte trasera.
Para alguien que, como la mayoría de los pilotos prefiere de un auto balanceado, el que se desarrolla para Verstappen es como un mouse formateado a la más alta velocidad y que no es posible con un pulso normal posarlo sobre un renglón sin perder el cursor.
Los equipos de Fórmula 1 no desarrollan un auto para cada piloto. Fabrican un monoplaza y el desarrollo es liderado por el más rápido. Así que los autos en Red Bull son iguales, pero sólo será rápido si lo manejas en la puesta a punto de Verstappen, una máquina nerviosa e impredecible. Si lo haces más cómodo serás muy lento.
Yuki Tsunoda se ha sacado la rifa del tigre, pero al tener el boleto ganador en la mano no puede decir “no quiero”. No puede dejar pasar la oportunidad, aunque muy dentro de él sepa que será prácticamente imposible que salga bien librado.
No hay de otra, ten cuidado con lo que desees, porque se te puede cumplir. Ahora le toca el turno al japonés Tsunoda en Red Bull, quien con 24 años está en su quinta temporada en la F1.
Si bien Yuki ha crecido como piloto y su velocidad natural ahora es acompañada por mejores decisiones y constancia, tampoco es que sea un superdotado y la tarea de andar cerca de Verstappen, parece, por decir lo menos, casi imposible.
Tampoco ayuda que el nipón es una bomba de mecha corta. Yuki es una exhibición permanente de reacciones viscerales, berrinches y vocabulario altisonante. Un tipo con manos rápidas y una lengua más larga que su cuerpo.
Es la oportunidad de su vida, por la que ha clamado desde que llegó a la F1 y por la que luchó cuando, con ayuda de Honda, logró que le dieran una prueba con el Red Bull, cuando ya se sabía que bajarían a Checo Pérez.
Pero también es la misma oportunidad que le habían negado Horner y Helmut Marko, al elegir, más con el corazón que con la cabeza, a Lawson sobre él para sustituir al mexicano.
Ninguno de los dos es mejor piloto que Checo Pérez. Ni Liam Lawson pudo ni Yuki Tsunoda parece que pueda superar los 90 Grandes Premios de Sergio en Red Bull, donde obtuvo un subcampeonato, ganó cinco Grandes Premios, subió a 29 podios y engarzó 14 “1-2” alalimón con Verstappen.
Tal parece que Yuki Tsunoda llegó al pie del cráter del volcán y desde ahí ve como Lawson cae sin remedio, sólo que ahora es él quien en el borde y camina sin paracaídas.
Red Bull no lo quiere reconocer. El problema siempre ha sido que su coche sólo es útil para un piloto y ese se llama Max Verstappen.
Tsunoda parece, a menos de que el japonés resulte un genio que no había sido descubierto, condenado a ser otro nombre en la lista de los que lo trataron y cayeron en el intento.
Hoy Horner, Red Bull, Marko y compañía se hunden en las arenas de sus decisiones, mientras que en sentido contrario asciende el prestigio e imagen de Checo Pérez con su finiquito (que se dice fue de 18 millones de euros) en una mano, y en la otra, un elote con crema, queso y chile.
No todo está perdido, si Yuki fracasa, tal vez, la única solución para Red Bull con ese monoplaza será clonar a Max Verstappen.